Suele pasar que nosotros mismos nos cansamos de los personajes que creamos. Puede que sea la naturaleza oculta de nuestra alma, que se aburre con gran facilidad.
El caso es que todos deseamos, llegados un punto, evolucionar (para bien o para mal, ese tema es decisión personal) y eso no se le puede recriminar a nadie.
Joaquín Sabina es un caso que ejemplifica esto. En una entrevista publicada en el diario peruano “El Comercio” afirma que: “No quiere seguir alimentando esa caricatura del borracho que sale de los bares de madrugada”.
En la misma entrevista dejaba perlas como “Ese sentirse domésticamente bien, e hace sentir espantosamente mal a la hora de escribir canciones”.
Quizás sea esa su necesidad de cambio. Es imposible pensar que la vida personal no afecte a la hora de componer y puede que el Sabina atormentado que tenía que refugiarse de su dolor en los bares para olvidar haya pasado a la historia.
jueves, 15 de abril de 2010
No al Borracho
COMENTARIO/APUNTE PERSONAL
por Antoni del Amo
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